En esencia, considero que en una lista de medicamentos de origen natural se debe diferenciar lo que es homeopático de lo que son fitofármacos.
No se debe olvidar que la homeopatía no se rige por los paradigmas de la farmacología moderna.
Los homeópatas piensan que es posible reducir una sustancia a su estado molecular y aislar una molécula; esta molécula tiene una movilidad automática e incesante, conocido el movimiento como movimiento Browniano. Cada átomo y molécula posee una gran energía las partículas contenidas en los átomos se mueven a velocidades altísimas. Conocemos que la fusión o fisión de átomos libera una enorme cantidad de energía. De estas observaciones se deduce: Que en las sustancias materiales aparentemente sólidas, yacen dormidas grandes cantidades de energía. Las repetidas diluciones y sucusiones de un medicamento homeopático liberan Una gran energía curativa inherente a la sustancia original.
Aqui no hay una relación dosis -respuesta como se plantea en la farmacología moderna.
A continuación se ilustra el efecto relajador de Acetilcolina sobre aorta de rata que ha sido sometida in vitro a una concentración elevada de glucosa (Grupo B) y se les compara con vasos que no fueron sometidos al mismo tratamiento (controles, Grupo A). Esta respuesta de relajación del músculo liso vascular (MLV) es mediada por el óxido nítrico liberado por el endotelio vascular. La glucosa desencadena estrés oxidativo que altera la función del endotelio.
Como se puede ver, el endotelio relaja al MLV a medida que aumentamos la concentración de Acetilcolina, y cuando el endotelio está en malas condiciones, relajará menos al MLV.
Esto es un aspecto central a la farmacología, el efecto de los fármacos es dependiente de la dosis o de la concentración.
La Homeopatía por el contrario, plantea que a mayor dilución de un principio activo es cuando se observará su efecto terapéutico.
S. HAHNEMANN
Hahnemann quería probar algunos de los medicamentos más utilizados en aquella época- como el mercurio y el arsénico- pero naturalmente no podía dar esas sustancias tóxicas a individuos sanos; entonces diluyó en una décima parte la cantidad habitual; el paciente seguía curándose pero la agravación de los síntomas persistían. Hahnemann entonces volvió a diluir en una décima parte más hasta que finalmente obtuvo una dilución que era completamente ineficaz por que ya no quedaba en ella medicamento alguno. Las ventajas de la simple dilución eran claramente limitadas. Si su medicamento no era lo bastante fuerte para agravar los síntomas, era demasiado floja para curar. El futuro de la homeopatía parecía entonces peligrar. Hahnemann sometió a cada dilución a una serie de vigorosas sacudidas denominadas sucusiones y descubrió que las diluciones progresivas no sólo eran menos tóxicas, sino también más potentes.
La Homeopatía es sin duda una vertiente diferente a la terapéutica basada en la farmacología, aunque muy interesante desde luego.
M. A. Morales S.
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